Tài Khoản Khách
ngày 15 tháng 8 năm 2024
Una parada obligada para aquel que visita los valles calchaquies. Es un privilegio que se mantenga este histórico hotel, que era la Estancia del último gobernador realista en muy buen estado, y con reformas de muy buen gusto. El restaurante es excelente, con muy buenos platos y buena cava de vinos que también pueden pedirse por copa. Los cuartos son muy cómodos, el patio central es imperdible y las chimeneas prendidas en invierno le dan un toque especial. Por otra parte el pueblo de Molinos es una postal, que si bien hay poco que ver el solo hecho de pasear por las calles lo transporta a uno a otro mundo, de la época colonial. Ir al zoológico de llamas vale la pena y al museo a pocas cuadras de ahí. Por otra parte la iglesia de enfrente San Pedro de Nolasco es muy antigua y está muy bien conservada, tuvimos la suerte de asistir a una misa allí, celebrada por el Padre Lucas, un pastor incansable de todos los pueblos cercanos . En resumen, un oasis de parada obligada. Para volver siempre
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